sábado, 16 de mayo de 2009

"Hay mucho que aprender, para no repetirlo, del ejemplo español..."

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La Revista Iberoamericana de Educación nº49 publica un documento de Mariano Fernández Enguita, Catedrático de Sociología en el Departamento de Sociología y Comunicación de la Universidad de Salamanca: "Más por más. Para un juego cooperativo entre la sociedad y el profesorado"

Este reputado experto hace referencia a la situación actual de la Educación en España, y explica los motivos y las consecuencias de la implantación de la jornada continua en nuestro país, titulando el apartado 4 : "La experiencia española… a evitar."
Se trata de un interesante artículo que ayudará a muchas familias a entender lo que realmente representa el tema del horario continuo en los centros educativos de nuestro país.

Estos son unos extractos del artículo:

La experiencia española... a evitar (p. 66)
La experiencia española es inequívoca. En los cuatro últimos decenios el profesorado ha conseguido notables mejoras en ambos aspectos, trabajo y salario, pero sin que ello se haya traducido per se en una mejora ni de la calidad de la educación (esta mejora ha tenido lugar en muchos aspectos por otros motivos, aunque también hay cosas que han ido a peor) ni, casi con seguridad, de la contribución del profesorado a la misma...

Democracia y sociedad débiles, profesión fuerte (p.68)
... Cuando se analiza el caso español puede encontrarse otra constante reveladora: el profesorado es incomparablemente más fuerte y más combativo, y ha impuesto en mayor medida sus intereses y objetivos, cuanto más al sur nos movemos. Pero la industria, la sociedad civil, la cultura y las tradiciones democráticas no se distribuyen así, sino al contrario, más abundantes y sólidas cuanto más al norte. Lo que hace fuerte al profesorado es precisamente la debilidad de la sociedad y de la democracia...

Llamar a las cosas por su nombre, sin eufemismos (p. 71)
... El agujero negro del debate público sobre la educación, capaz de absorber y hacer desaparecer cualquier idea que se le aproxime, es hoy la dificultad de llamar a las cosas por su nombre. No habrá un debate sano y productivo mientras el profesorado, sus organizaciones y sus «intelectuales orgánicos» den por sentado que sus reivindicaciones son invariablemente justas y que, por tanto, no precisan de justificación alguna, como cuando se admite de entrada la bondad de cualquier aumento salarial o cualquier reducción horaria; mientras existan tabús que no pueden ser discutidos sin provocar una reacción corporativa del género «gato panza arriba», como las desmesuradas vacaciones del gremio, las limitaciones de su formación, las enormes diferencias de capacidad, dedicación y rendimiento entre sus miembros, etc. Mientras se hagan pasar intereses de los profesores por intereses del público, como en el viciado debate español sobre la reducción y concentración de la jornada escolar; mientras se parta del supuesto de que todo el mundo lo hace mal –alumnos, familias, políticos, medios de comunicación, sociedad– menos los sufridos profesionales del gremio, que hacen todo lo que pueden y más en las peores condiciones imaginables... --

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace años que se deberían haber tomado medidas para resolver esta situación y proteger a los alumnos. En este sentido, la ley actual perjudica a los menores porque da a los docentes el control de todo el proceso de información y de votación de la jornada escolar. Y este proceso, que según la ley debería ser democrático, no es imparcial en absoluto porque los docentes tienen un interés personal y profesional en conseguir un determinado resultado: si los padres eligen la jornada escolar continua, en realidad, los docentes están consiguiendo el horario laboral continuo. El problema es que hasta ahora, ningún estudio ha podido demostrar que la jornada continua es mejor para la educación de los alumnos.

Mar dijo...

Creo que si las familias estuviesen mejor informadas, ciertos docentes no podrían convencerles tan fácilmente de las bondades de la jornada continua. Pero no todo el mundo tiene acceso a internet ni sabe cómo encontrar la información.

Silvia dijo...

Y después algunos docentes se preguntan por qué han perdido consideración social y no tienen la credibilidad de antaño...

Alfonso dijo...

Estoy de acuerdo con el autor, sobre todo cuando afirma que "Lo que hace fuerte al profesorado es precisamente la debilidad de la sociedad y de la democracia...."
Cuando se planteó implantar la jornada continua en nuestro centro, los padres que más rápidamente reaccionaron, buscaron información por internet y se movilizaron para detener un proceso que les parecía abusivo, no eran del pueblo, sino que procedían de otras ciudades más grandes en el norte del país y de alguna capital.

Anónimo dijo...

La jornada escolar es un tema muy serio porque concierne directamente la educación de los niños.
Los docentes están perdiendo credibilidad a base de trivializarla con propuestas como reducir los desplazamientos al centro o evitar que la digestión después de la comida pueda interferir en el estudio de los alumnos.